Ampollas, no Gracias.
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Deciros que sobre este tema, no hay ciencia cierta, cada uno se lo guisa y se lo come. Aquí todos sabemos o entendemos mucho, demasiado, pero lo mejor siempre, es hablar con un medico.
En todos mis Caminos y son unos cuantos, me he encontrado con gente que tenia problemas con sus pies, el de la foto ya estaba así de estropeado cuando lo encontré, yo le hice otra reparación, sin hilos. Yo solo e tenido una Ampolla en todos mis recorridos, culpa de ir al ritmo de otra persona no habituada a caminar. La perfore, la drene y le inyecte betadine, al principio pica un poco, pero al día siguiente ya no la tenia, seca y curada.
Mi técnica es; Cada hora, mas/menos, paro, me paso agua, bien secos y utilizo otros calcetines secos, con un poco de vaselina. Los que he utilizado los cuelgo de la mochila para que se sequen, no es que estén mojados, pero si húmedos del sudor.
Un Saludo y Buen Camino.
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Desde el primer día de los entrenamientos, tenemos que dedicarles una atención especialísima, pues son ellos los que nos tienen que llevar a Santiago, y si los mimamos, nos llevarán sin ningún problema.
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Deciros que sobre este tema, no hay ciencia cierta, cada uno se lo guisa y se lo come. Aquí todos sabemos o entendemos mucho, demasiado, pero lo mejor siempre, es hablar con un medico.
En todos mis Caminos y son unos cuantos, me he encontrado con gente que tenia problemas con sus pies, el de la foto ya estaba así de estropeado cuando lo encontré, yo le hice otra reparación, sin hilos. Yo solo e tenido una Ampolla en todos mis recorridos, culpa de ir al ritmo de otra persona no habituada a caminar. La perfore, la drene y le inyecte betadine, al principio pica un poco, pero al día siguiente ya no la tenia, seca y curada.
Mi técnica es; Cada hora, mas/menos, paro, me paso agua, bien secos y utilizo otros calcetines secos, con un poco de vaselina. Los que he utilizado los cuelgo de la mochila para que se sequen, no es que estén mojados, pero si húmedos del sudor.
Un Saludo y Buen Camino.
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Desde el primer día de los entrenamientos, tenemos que dedicarles una atención especialísima, pues son ellos los que nos tienen que llevar a Santiago, y si los mimamos, nos llevarán sin ningún problema.
Es importantísima la higiene y lavado de los pies; por tanto, al terminar la etapa del día, en caso de no poder ducharnos, cuando menos deberemos lavarlos cuidadosamente. Un complemento ideal en este sentido son las sales relajantes Saltratos, que reducen la sensación de fatiga y dejan tus pies listos para la siguiente etapa. Además resulta muy aconsejable completar la higiene diaria con el uso de un buen desodorante para los pies.
Para evitar las ampollas, es muy importante una correcta hidratación de los pies. Todos los días antes de comenzar a andar, les aplicaremos un poco de crema, especialmente en y entre los dedos, planta y talón. La crema de Saltratos Plus, con caléndula y Jojoba proporciona una hidratación óptima y nos ayuda a combatir las molestas durezas y grietas que tanto nos incomodan al andar.
Todos los días, después de darnos la crema, bien limpios, ponernos los calcetines de algodón sin costuras, si llevamos zapatillas, y si llevamos botas, además de los de algodón, otro par de lana, también bien limpios, pase lo que pase.
En caso de ampollas, los médicos no lo aconsejan por entender que es un sufrimiento innecesario, pero es muy efectivo; quemar una aguja de coser para esterilizarla, y atravesar la ampolla con la aguja en la que previamente habremos enhebrado un hilo, dejando el hilo dentro de la ampolla para que drene, y cortándolo por los extremos a un par de centímetros de la ampolla.
Recordar también que no es conveniente ducharse antes de empezar a andar, especialmente con agua caliente y durante mucho tiempo, pues la piel de los pies se queda arrugada y es más propensa a las ampollas.
Por el contrario, ningún inconveniente en cuanto a refrescar los pies en una fuente o riachuelo por corto espacio de tiempo, teniendo la precaución de secarlos muy bien; la mejor forma es que se sequen al aire.
Por último, existen en el mercado una serie de geles refrescantes que previenen y alivian el calentamiento de los pies y que son un complemento perfecto para cualquier peregrino.
Las ampollas. Es el percance más común en el ámbito peregrino. Puede llegar a ser muy molesto, aun cuando no deja de ser, en principio, un problema leve. Se produce por el constante rozamiento de la piel con los calcetines, y aparecen habitualmente durante las primeras jornadas. Los consejos para evitarlas se cuentan por decenas, pero son de dudosa efectividad. De todas formas, hay tres consideraciones importantes para intentar evitarlas: la calidad de las botas, haber andado mucho con ellas y que los calcetines no tengan ni costuras ni componentes sintéticos. Ya en el camino, también merece la pena tomar algunas precauciones: andar siempre con las botas y los calcetines secos, y poner tiritas o apósitos en las zonas de mayor rozamiento antes de que aparezca la ampolla. Algunas personas se untan los pies con vaselina o alguna crema hidratante antes de empezar la etapa. Si aun así aparece una ampolla, cosa muy probable, deberemos pincharla con una aguja hipodérmica esterilizada (con cuidado de no tocar la carne viva), drenar completamente el líquido interior y, acto seguido, secarla con alcohol o bien aplicarle un desinfectante. Después deberemos mantener los pies limpios y secos, y al día siguiente, antes de empezar la etapa, proteger la ampolla con una tirita. La piel muerta de la ampolla protege de infecciones y, por lo tanto, nunca debe arrancarse. Si una ampolla se infecta debemos dirigirnos a un centro médico a la mayor brevedad posible.
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