Como ya e comentado, estoy haciendo una parte del Camino de Santiago del Norte. Me e quedado un día mas para poder hacer una de las visitas casi obligadas cuando pasemos por el País Vasco.
La Ermita de San Juan de Gaztedugatxe.
Haber como os lo cuento sin que nadie se enfade, que tampoco me preocupa demasiado. El Camino no es solo seguir flechas y caminar como borregos, por eso yo hago el Camino tan diferenciado de los demás. Me encanta el Camino, lo vivo, lo disfruto y lo comparto, pero no me gusta cuando se convierte en turístico y se llena de Turigrinos. Por eso yo me salto muchas veces las ''reglas'' de algunos Peregrinos y hago el Camino a mi manera. Y si me tengo que salir del Camino pues lo hago, como en esta ocasión, Que no os de miedo ver otras cosas y saliros de las ''reglas'' y del Camino para visitar cosas que balen la pena.
Haber como os lo cuento sin que nadie se enfade, que tampoco me preocupa demasiado. El Camino no es solo seguir flechas y caminar como borregos, por eso yo hago el Camino tan diferenciado de los demás. Me encanta el Camino, lo vivo, lo disfruto y lo comparto, pero no me gusta cuando se convierte en turístico y se llena de Turigrinos. Por eso yo me salto muchas veces las ''reglas'' de algunos Peregrinos y hago el Camino a mi manera. Y si me tengo que salir del Camino pues lo hago, como en esta ocasión, Que no os de miedo ver otras cosas y saliros de las ''reglas'' y del Camino para visitar cosas que balen la pena.
Por desgracia, como siempre ocurre cuando se hace demasiada propaganda como es el caso de la Ermita, acaba con saturaciones turísticas extremas. Por que les importa un pimiento la Ermita o su historia, el tema es, que es turístico y punto.
Supongo que conoceréis la serie Game of Thrones (Juego de Tronos), aquí se a grabado una parte de la serie y desde entonces esto es un agobio de gente. Es la tercera vez que visito esta Ermita y os aseguro que nunca había visto tanta gente. No lo digo yo solo, lo dicen las estadísticas. Es mas, ya tienen preparado un plan para prohibir y que se produzcan aglomeraciones en las visitas de la Isla. Se tendrá que pedir hora y además cobraran, como pasa en la mayoría de los sitios que por desgracia se convierten en lugares famosos sin desearlo.
No digo que este en contra, pero si que se tiene que controlar y vigilar para que no ocurran accidentes como los que ocurren en estos sitios y que los que queremos visitar Iglesias , Ermitas, Catedrales, etc. Que no tengamos que pagar, como esta ocurriendo, para poder visitarlas.
Pues nada, aquí os dejo un pequeño video para haceros una idea de lo precioso que es y que vale la pena visitarlo. Saludos.
El acceso se puede realizar desde la carretera que une Bermeo con Baquio (BI-3101). La mejor época para visitarlo es la primavera o el otoño y así disfrutar de la paz del lugar, ya que en verano suele estar muy concurrido.
La costa vizcaína en este lugar es agreste. El mar trabaja sin cesar erosionando la roca, areniscas y duras calizas de arrecife, y tallando en ella túneles, arcos y cuevas. La isla de Gaztelugacche es el corazón de este interesante tramo de costa, junto con la pequeña isla de los conejos, la isla de Aquech, paraíso de las aves marinas.
Sobre la isla de Gaztelugache hay una ermita consagrada a San Juan. Junto a la ermita hay un pequeño refugio que permite protegerse del viento y poder realizar una merienda disfrutando del mar y de las aves que anidan en estos lares.
El acceso es espectacular. Un estrecho camino que parte de tierra firme y cruza sobre las rocas por un puente de piedra permite llegar hasta la zona superior del islote después de ascender 241 escalones. El camino se encuentra asimismo jalonado con las sucesivas estaciones de un Viacrucis. Suele ser tradición entre los caminantes tocar la campana de la ermita, como símbolo por el esfuerzo realizado, una vez ascendidos los 241 escalones[4]. El esfuerzo merece la pena.
El islote está atravesado por túneles y hay numerosos arcos. A sus lados se abren playas de piedra que suelen ser muy utilizadas por los buceadores.
La costa, acantilada, está cubierta de vegetación. Destaca en esta el endemismo vasco y el acebuche y sobre ellos hay árgomas, encinas y brezos. En el mar, de fondos rocosos, existen praderas de algas, con especies como las laminarias o saccorhizas. La población piscícola es la típica del Cantábrico, donde abundan lubinas, fanecas, congrios o chicharros, y se completa con babosas, carraspios, julias e invertebrados como actinias, erizos, holoturias, pulpos, nécoras y centollos, además de los percebes que se encaraman en la roca.
Las aves marinas son muy abundantes. La existencia de espacios amplios, como la isla de Aqueche a la que solo se pueden acceder por mar, hacen que puedan reproducirse con tranquilidad. Entre las aves que crían aquí destaca, por su rareza y pequeño tamaño, el paíño común. Abundan además, las gaviotas patiamarilla, los cormoranes moñudos y las palomas bravías.
La pequeña iglesia dedicada a la Degollación de San Juan, que permanece cerrada la mayor parte del tiempo, data del siglo X y algunos la consideran de origen templario, lo que es imposible, puesto que dicha orden no fue creada hasta el año 1119, y documentos anteriores a esta fecha acreditan su existencia. En el año 1053 fue donada, por Íñigo López, señor de Vizcaya, al monasterio de San Juan de la Peña situado cerca de Jaca en Huesca.
En 1593 sufrió un ataque corsario a manos de Francis Drake en el que fue saqueada. Este fue uno de los muchos incidentes que ha sufrido a lo largo de su historia, donde se ha incendiado varias veces. El último el 10 de noviembre de [[1978],] en el que resultó destruida. Dos años más tarde, el 25 de junio de 1980 se reinauguraba nuevamente.
En la explanada e interior de la ermita se han hallado enterramientos medievales del siglo IX y XII. La jurisdicción religiosa a la que pertenece la ermita es la de la parroquia de San Pelayo de Baquio.
La ermita alberga varios exvotos de marinos que se han salvado de algún naufragio. Según una tradición, una vez alcanzada la ermita hay que tocar la campana tres veces y pedir un deseo. El esfuerzo necesario para subir las escaleras, talladas en la roca, se ve ampliamente recompensado.
A la tradición de subir y tocar tres veces la campana para pedir un deseo o ahuyentar a los malos espíritus se unen otras más. Los barcos de pesca bermeanos cuando salen a faenar suelen realizar varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte. Las mujeres que sufren algún problema relacionado con la fertilidad suelen acudir a este lugar en la creencia que el Santo les ayudará a solventar dicho problema. A los huecos de las escaleras, identificados como las huellas de San Juan, se les otorga diferentes poderes curativos, para beneficiarse de los mismos hay que meter los pies en ellos buscando que curen los callos o se dejan sombreros, pañuelos o chapelas para curar el dolor de cabeza.
La tradición cuenta que San Juan Bautista llegó a tocar tierra en este punto de la costa vasca dejando sus huellas marcadas en la roca en cuatro lugares diferentes: en el arco de San Juan en el propio casco urbano de Bermeo, junto al caserío Itsasalde, en el alto de Burgoa y finalmente junto al caserío de Ermua, está colocada en 1982. Cuenta también que en las cuevas del peñón la inquisición encerraba a los acusados de brujería
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