jueves, 11 de junio de 2009

Portomarin





































Bien, ya estamos en Portomarin y después de llegar al albergue me doy una vuelta para mirar de encontrar algún sitio para después poder cenar, mientras tanto miro la gente que aquí se amontona, da miedo, bueno ya da miedo en el albergue, esta a tope y no te puedes mover sin casi tropezar con alguien, en las duchas cola, para poder hacer la colada lleno, para cualquier cosa es molesto el estar aquí, de verdad, me acuerdo tanto del Primitivo, durmiendo solo, paseando tranquilamente, hablando con gente y sin prisas, en fin esto es otro mundo al cual me tendré que acostumbrar si quiero llegar bien y contento a Santiago.
De momento la pierna no me a dolido demasiado, pero me pongo la crema de cada día y me doy unos masajes para poderla recuperar para mañana, mientras tanto me entretengo mirando las heidas de guerra que algunos tras portan en sus pies, joder que pena, pero es que la gente que sale al camino no es consciente de lo que hace? No quiero criticar a nadie, pero solo falta mirar y preguntar un poco para saber de que palo van, botas nuevas, mal atadas, calcetines con costura y que no son capaces de cambiar a medio camino para que no se recaliente el pie y sobre todo, las mochilas, si señor nuestra querida y amada mochila, con mas de 10 y 12 Kg. que transportan algunos sujetos, por no decir indibiduos, si y espero de que nadie se ofenda, pero es que me da el no se que solo de mirar esas marcas en los hombros.
Yo se de muchos de los motivos de por que las personas (?) hacemos el camino, pero llegar ha sufrir de este modo y manera, es que no entra en mis planes, pero en fin de este tema ya seguiré hablando y os dejare alguna foto de esos grandes TURIGRINOS SUFRIDORES que parece ser que encima están contentos de poder contar su dolor, tal como si se tratara de una batalla ganada, lo que no se, es quien la han ganado.
Empiezan las amistades, pero después de mi experiencia en el camino, ya se mas o menos a quien me puede interesar dar mis palabras y no caer en la lógica desaparición de escuchar todo lo que te cae, siempre quedan personas de las cuales puedes aprender muchas cosas, es el caso de Juan y su esposa, dos argentinos que después de muchos años han podido venir para hacer el camino y de verdad, están haciendo su camino, mas adelante me los encontrare y podremos seguir charlando, pero eso sera en la próxima etapa, hasta entonces, un saludo, Joan.

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